- Viajes y Tips Newsletter
- Posts
- Capítulo 27: Buenos Aires y el susto que nunca olvidaremos
Capítulo 27: Buenos Aires y el susto que nunca olvidaremos
La mala fama de algunos lugares puede cambiarlo todo 😅


¡Hola, viajero/a!
Familia, este sábado es nuestro gran día 💍 y estamos con MIL cosas (podéis cotillear en nuestro instagram). Pero no queríamos dejaros sin la newsletter de la semana 🖤 Esta vez, os contamos una anécdota que nos pasó en Argentina (volveremos con más anécdotas de Asia el mes que viene).
▶︎ Recuerda que cada semana os enviamos una anécdota NUNCA CONTADA ANTES con una moraleja final y consejo viajero que podéis utilizar. Si quieres leer otros capítulos anteriores puedes hacer clic aquí.
En la Newsletter de hoy:

Lo que nos ocurrió en Asia - Capítulo 27:
Buenos Aires y el susto que nunca olvidaremos

Era nuestra segunda vez juntos en Argentina. El plan: pasar unos días en Buenos Aires, luego visitar mi ciudad natal, Mar del Plata, y más tarde viajar hacia el sur, a Bariloche… en nada menos que 30 horas de bus. Todo cuadraba… hasta que apareció la primera complicación.
Cuando llegamos al aeropuerto de Ezeiza, preguntamos por Tienda León, una empresa que te lleva directo a Mar del Plata en bus. La usábamos siempre por su comodidad y precio. Pero esta vez nos dijeron que solo aceptaban pasajeros que acababan de bajar del avión. Como pensábamos quedarnos un par de días en Buenos Aires, nos tocaría ir a la temida terminal de Retiro.
Para quien no lo sepa, Retiro es conocida por dos cosas: la cantidad de buses que salen de ahí… y su mala fama por la inseguridad. Yo, que llevaba años viviendo en España y ya estaba desacostumbrado a estas escenas, quería evitarlo a toda costa. Pero tras un rápido debate, decidimos pasar por el aro: Retiro nos esperaba.
Dos días en Buenos Aires
Antes de enfrentarnos a “la estación del averno”, disfrutamos de dos días intensos por la capital argentina. Paseamos por Caminito, nos deslumbramos con La Bombonera, recorrimos el Planetario, nos relajamos en el Jardín Japonés, viajamos en la historia admirando el Cabildo y, por supuesto, posamos frente al Obelisco. Fue una visita exprés pero muy completa, con ese caos porteño que mezcla magia, historia y desorden a partes iguales.
Primera misión: Comprar los pasajes

Estación Retiro y la Villa 31
El día antes de partir, bajamos del subte en la parada de Retiro y caminamos varios minutos por los alrededores de la Villa 31, una de las más peligrosas de todo Buenos Aires y que se ubica al lado de la estación. La tensión se podía cortar con un cuchillo. A cada paso había alguien que nos decía algo o nos llamaba haciéndonos una seña. Yo, muy serio, le dije a Patri:
—Por favor, no hables. Tu acento español nos delataría al instante y nos convertimos en carne de cañón.
Logramos entrar a la terminal, inmensa, con millones de ventanillas por donde mires para comprar boletos. Queríamos salir lo más rápido posible de ahí, así que fui directo a la única compañía que recordaba. Compramos los pasajes, respiramos y salimos de allí sanos y salvos. Primera parte superada.
El gran susto
Al día siguiente, llegamos en taxi a Retiro con todas nuestras maletas, envueltas en un plástico fluorescente que habíamos puesto en el aeropuerto de Barcelona, y que nos hacía brillar como si fuésemos un cartel luminoso en medio de la estación. Yo me dispuse a hablar con el taxista para pagarle el viaje, cuando de repente, una mano abrió la puerta y empezó a agarrar nuestras maletas.
En ese instante, Patri entró en pánico.
—¡¡¡AYUDAAAAA, NOS ESTÁN ROBANDO, SOCORROOOOO!!!
Todos en la terminal giraron a mirar. Yo, que ya había entendido lo que pasaba, intentaba calmarla.
—Pará, pará, no es un robo…
Pero Patri ni siquiera me escuchó:
—¡¡ME ESTÁN ROBANDOOOO, POR FAVOR ALGUIEN QUE ME AYUDE!!!
La escena era un caos espectacular.
La verdad
Lo que estaba pasando era bastante menos dramático: un “trapito”, esas personas que ayudan a estacionar coches y esperan una propina a cambio, estaba simplemente dándonos una mano con las maletas. Eso sí, sin preguntar primero.
Patri, al darse cuenta, se calmó. Yo, por dentro, no sabía si reírme o llorar. Finalmente le dimos unos pesos y se fue.
La espera eterna
Nos dirigimos al andén para subirnos a nuestro dichoso bus, el cual se retrasó una hora y media. Y ahí estábamos nosotros, con nuestras maletas fluorescentes, sintiendo que éramos el centro de atención de toda la terminal. Finalmente, dos horas después, llegó nuestro bus y pudimos salir rumbo a Mar del Plata.

Moraleja y Aprendizaje de la Historia
Esa mañana aprendimos varias cosas:
1. El contexto lo cambia todo. Un gesto que en tu país sería invasivo (meter mano en tus maletas) en otro lugar puede ser una costumbre local para ganarse unas monedas.
2. Los envoltorios fluorescentes no pasan desapercibidos. En vez de proteger, te convierten en atracción de feria.
3. Infórmate siempre antes de moverte por lugares que tienen mala fama. A veces el peligro es solo sugestión, pero muchas otras es muy real.
4- Contrata un seguro de viaje. Además de curarte en salud, también te cubre una cantidad por robo y hurto (echa un vistazo a lo que cubre cada cobertura). Os dejamos nuestros descuentos:
En definitiva: viajar no siempre es peligroso, pero sí es un ejercicio constante de percepción, calma y… sentido del humor. En la ruta, el mayor peso no lo llevan tus maletas… lo lleva tu cabeza y la forma en que interpretás lo que pasa a tu alrededor.
Posts Relacionados del Blog
Haz clic para ir directamente al contenido gratuito del blog ▽

Ahorra con Nuestros Descuentos Viajeros
▶︎ Descuento 5% Seguro de Viajes
▶︎ Descuento 5% Holafly [Internet Viaje]
▶︎ Otros Descuentos
Accede aquí para ver todos los descuentos viajeros que tenemos disponibles en el blog.

¿Quieres colaborar con nosotros? Escríbenos a [email protected]