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Lo que nos ocurrió en Asia - Capítulo 15:
Sorpresa inesperada bajo el agua

“Hoy vais a ver tortugas, corales, peces de todos los colores… ¡y hasta esculturas bajo el agua!”

Eso fue lo que nos dijo el guía de nuestra excursión de snorkel mientras nos preparábamos para lanzarnos al agua frente a Gili Trawangan, esa islita mágica donde los días se mueven al ritmo de los tambores y los gatos no tienen cola.

Era nuestra primera excursión de snorkel del viaje, por lo que los ánimos estaban por las nubes. La excursión prometía: sol radiante, mar cristalino y un grupo de turistas felices con sus máscaras empañadas. Todo era perfecto.  

Empezamos a nadar entre jardines de coral, viendo tortugas gigantes flotar como si fueran monjes marinos. Había peces hermosos, estrellas de mar azules y hasta una bicicleta oxidada en el fondo, recuerdo de algún influencer con iniciativa. 

Pero entonces, algo cambió.

Estábamos en nuestro último stop, siguiendo al guía que nos hacia un tour bajo el agua. Como toda la masa de turistas que lo seguía nos estaba agobiando un poco, decidimos dejarlos pasar y separarnos un poco de ellos.

Ya más tranquilos, lejos de todos esos turistas que no hacían más que chapotear y salpicar para todos lados con las patas de rana que llevaban, el hermano de Patri nos toca la espalda. Cuando lo vemos, descubrimos una cara de pánico bajo la mascara de snorkel, que nos señalaba de manera desesperada para atrás. Cuando nos dimos vuelta, la vimos.

Negra, blanca, elegante. Una serpiente krait de unos 3 o 4 metros de largo, moviéndose con la calma peligrosa de quien sabe que no tiene nada que demostrar.  

Al principio pensamos que podía llegar a ser una anguila. Un segundo después, nuestro cerebro lo entendió: “¡Es la serpiente marina más venenosa de Asia… y está nadando justo hacia nosotros!”

El agua estaba tan clara que se veía todo. Demasiado claro.  

Intentamos retroceder con movimientos lentos, casi espirituales, como si nadar más despacio hiciera que no nos viera.  La krait pasó entre nosotros como si nada. Tranquila. Indiferente. Casi con actitud de diva marina.  

Y nosotros, flotando en silencio, tratando de no parecer amenaza… ni almuerzo.

Mi instinto en ese momento no fue tener miedo, sino que la seguí con la GoPro, como si estuviera grabando un documental personal de Discovery Channel.

Cuando se alejó, el hermano de Patri, aterrorizado por lo que había pasado a nuestro lado, huyó despavorido para la lancha. Nosotros seguimos con nuestra excursión como si nada, y cuando nos llamaron desde el barco para irnos, salimos del agua.

De vuelta en la lancha, ya todos arriba, le contamos al conductor lo que habíamos visto. Le preguntamos si era peligrosa, a lo que él nos respondió:

“Solo si la molestas. Pero sí… es muy venenosa.”  

Y así fue como nos recibió nuestra primera excursión de snorkel del viaje, con la serpiente más venenosa de Asia pasando entre nuestros pies.

Moraleja y Aprendizaje de la Historia

Vale, sí. Estarás pensando: estos chalados me están diciendo que han visto DENTRO DEL AGUA a la serpiente más venenosa de Asia, y me van a contar una moraleja y/o aprendizaje. 

Tienes razón hasta cierto punto. Obviamente en ese momento, no pensábamos que nos íbamos a cruzar un animal así… y un poco nos asustó. Pero a lo largo de los dos años de viaje, aprendimos que los animales JAMÁS te van a atacar porque sí. Ellos lo único que quieren es vivir tranquilos, sin que nada ni nadie los moleste. 

Puedes tener mala suerte, y encontrarte en el lugar y en el momento incorrecto. Un instante en que el animal, fuese el que fuese, se vea atrapado o en peligro y no dude en atacarte. Pero si hay distancia y respeto, podéis vivir un momento único que os acompañará por el resto de vuestras vidas.

💡 TIP VIAJERO

Si vas a hacer snorkel en Asia, infórmate antes sobre la fauna marina del lugar. Aprende a identificarla, pero sobre todo, a respetarla.  

No intentes tocar, perseguir o grabar de cerca a ningún animal, por muy tranquilo que parezca. Y si algo te pone nervioso, no grites ni agites el agua: aléjate con calma.  

A veces, la mejor defensa es la indiferencia… como la de la serpiente que nos ignoró y siguió su camino, sin molestar ni ser molestada.

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